martes, 24 septiembre, 2024
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Lujo milenario: así es el anillo de oro que desenterraron en Jerusalén y que data de hace 2300 años

Un anillo de oro con una piedra incrustada se encontró en Israel la semana pasada, según adelantó la Autoridad de Antigüedades de ese país. Esta joya data del período helenístico, es decir, de hace 2300 años, cuando los griegos ocuparon parte de aquella región. El proceso por el que se dio con él fue gracias a una serie de excavaciones continuas que realizaron en la Ciudad de David, sobre el Parque Nacional de las Murallas de Jerusalén.

El yacimiento arqueológico, desde donde se extrajo este material precioso, es considerado por la mayoría de los historiadores como el inicio de la civilización en Jerusalén desde la Edad de los Metales. Hacia el interior de esta zona, se encuentran diferentes restos arquitectónicos de lo que fue la época dorada e imperial, hasta que avanzó hacia regiones mucho más modernas conforme pasó el tiempo.

El anillo corresponde al período helenístico temprano, cuando la sociedad comenzó a utilizar este tipo de joyas para decorar su cuerpo(Fuente: Israel Antiquities Authority )

En cuanto al anillo, este objeto tiene pocos signos de desgaste, ya que al ser refinado, el correr de los milenios no afectó su aspecto. Ni siquiera acumuló óxido. En el medio presenta una piedra preciosa roja y de momento no se determinó a quién pudo haber pertenecido, más allá de las presunciones típicas.

Yiftah Shalev y Riki Zalut Har-tov, directores de la excavación, detallaron en el comunicado de prensa: “El anillo es muy pequeño. Encajaría en el meñique de una mujer, o en el dedo de una niña o niño”. Además, el Dr. Marion Zindel, parte del equipo de expedicionarios, completó: “Fue fabricado martillando finas hojas de oro precortadas sobre una base de anillo de metal. Estilísticamente, refleja la moda común de los períodos persa y helenístico temprano, que datan desde finales del siglo IV hasta principios del siglo III a.C. y en adelante”.

Según remarcaron los expertos, a partir de esa época, la gente comenzó a preferir los anillos de oro engastados con piedras y no con una simple decoración, por lo que no se descartó hallar más de estos ejemplares debajo de varios metros cúbicos de tierra.

Así es el anillo de oro de 2300 años que apareció enterrado en Jerusalén(Fuente: Israel Antiquities Authority )

Esta joya coincide con los dos artículos de lujo que también se resguardaron en el mismo sitio: el pendiente de un animal con cuernos y las perlas de oro decorado. Los profesores de la Universidad de Tel Aviv, Yuval Gadot y la también excavadora Efrat Bocher, explicaron en sintonía con ello: “Los hallazgos de la excavación del Estacionamiento Givati están comenzando a pintar un nuevo cuadro de la naturaleza y estatus de los habitantes de Jerusalén en el Período Helenístico Temprano. Mientras que en el pasado solo encontramos unas pocas estructuras y hallazgos de esta era, y, por lo tanto, la mayoría de los académicos asumían que Jerusalén era entonces una pequeña ciudad, limitada a la cima de la ladera sureste y con relativamente muy pocos recursos, estos nuevos hallazgos cuentan una historia diferente”.

Aseguran que por el tamaño del anillo, pudo pertenecer a una niña o un niñoPicasa – (Fuente: Israel Antiquities Authority )

Gracias a estas extracciones lograron comprender que “el conjunto de estructuras reveladas hasta ahora constituye todo un vecindario. Atestiguan tanto edificios domésticos como públicos, y que la ciudad se extendía desde la cima de la colina hacia el oeste. El carácter de los edificios [y los ahora hallazgos de oro y otros descubrimientos] muestran la saludable economía de la ciudad e incluso su estatus de élite. Ciertamente, parece que los habitantes de la ciudad estaban abiertos al estilo y las influencias helenísticas generalizadas también en la cuenca oriental del Mediterráneo”.

El uso de artículos de oro como decoración personal es algo que tomó relevancia durante el reinado de Alejandro Magno entre el 336 a. C. – 323 a. C, cuando su imperio se extendió más allá de las fronteras conquistadas por su padre, Filipo II de Macedonia.

LA NACION

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