Días atrás, se conoció una noticia estremecedora: el “mayor pedófilo” de Internet de la Argentina fue detenido, acusado de distribuir 110.000 archivos de chicas y chicos víctimas de abuso sexual. Al momento de su captura, el hombre (un técnico informático de 35 años) leía en su computadora una suerte de “manual para el abusador”. En el archivo, había sugerencias de cómo acercarse y captar, en el ciberespacio, a niñas, niños y adolescentes.
En ese contexto, LA NACION accedió a un dato preocupante: en la Argentina, el tiempo que los chicos de entre 9 y 17 años (la franja más vulnerable a sufrir este tipo de delitos) pasan en Internet supera las 7 horas diarias. Junto con Colombia, nuestro país se encuentra por encima del promedio de América Latina, donde el 60% de los niños, niñas y adolescentes permanecen conectados por al menos 4 horas cada día. Otros datos: en Argentina, 7 de cada 10 chicos recibieron propuestas de noviazgo a través de las redes sociales o juegos online, mientras que al 25% se les solicitaron imágenes en contexto de desnudez o semidesnudez.
Las cifras se desprenden de un informe que será presentado mañana por la red Grooming LATAM: fue realizado durante este año y se hizo a partir de una consulta a 17.000 niñas, niños y adolescentes de entre 9 y 17 años de la región. “La cantidad de horas que pasan conectados es un factor de riesgo que los vuelve vulnerables a los depredadores sexuales. A esto hay que sumarle, además, que en Argentina 4 de cada 10 chicos y chicas por debajo de los 9 años ya tienen su primer dispositivo móvil: junto con Paraguay, también lideramos la estadística regional en este sentido”, subraya Hernán Navarro, abogado y fundador de Grooming Argentina, la organización impulsora de la red latinoamericana que se propone luchar contra este delito y que integran 11 países.
Sobre el acceso de los niños a estos dispositivos, el especialista también advierte: “Y ojo que la medición no sumó datos vinculados con el acceso a consolas de videojuegos, que haría crecer el número. Esto es importante mencionarlo porque una de las plataformas que se tornó altamente peligrosa en cuanto a la posibilidad de que los chicos sean captados por pedófilos, es Discord, ya que promueve una comunicación más privada entre gamers y esto rápidamente fue interpretado por los abusadores, que van a buscar a los chicos a donde saben que están”.
Y es que detrás de un chat, siempre puede haber un pedófilo. El grooming es un ciberdelito que se caracteriza por el acoso de parte de un adulto a niños, niñas y adolescentes a través de Internet para obtener algún tipo de gratificación sexual o imágenes sexuales.
¿Cómo funciona? Los chicos o chicas comienzan a chatear con un nuevo amigo virtual supuestamente de su edad. Ellos no lo saben, pero ese nuevo “amigo”, “novio” o “novia” es un adulto que usa un lenguaje común al niño, niña o adolescente para comenzar algún tipo de vínculo de mucha confianza. El impostor recopila información importante como el colegio al que va el chico o cuál es su círculo íntimo. Mientras, convence a ese niño o niña de que, a modo de “juego”, haga algo erótico como tomarse una fotografía desnudo.
Cuando las demandas del adulto camuflado comienzan a ponerse cada vez más explícitas y abusivas, el menor se niega a cumplirlas, desatándose un proceso de extorsión utilizando los datos que la misma víctima dio. Las amenazas son del estilo de “voy a mandarle las fotos que me compartiste a tus padres o compañeros de curso”. A esta altura, los niños ya están absolutamente aterrados y captados por los abusadores, que alimentan con ese material las redes de pedofilia.
Desde Grooming Argentina reciben a diario consultas vinculadas a este delito y, aproximadamente día por medio, reportan un caso a las autoridades. ¿Cuáles son las plataformas donde se detectan más casos? “En lo que es juegos, Roblox, Minecraft, Free Fire y Discord. En cuanto a redes sociales, WhatsApp e Instagram están a la cabeza”, responde Navarro.
Navarro pone el eje en un fenómeno que “se acentuó y no paró de crecer” desde la pandemia: la hiperconectividad de los niños, niñas y adolescentes. “Entendemos que esto aumenta su grado de vulnerabilidad ya que no cuentan con las herramientas necesarias para poder autocuidarse, por eso estamos trabajando mucho con ese eje. Hablamos de emancipación digital: esto quiere decir que en un niño de 9 años con un celular, el control deja de estar en manos de los padres. Es una falacia pensar que, aún con los softwares de control parental, los adultos tienen el control. Estos softwares hacen sentir a los chicos muy invadidos ya desde su nombre y ellos saben cómo eludirlos fácilmente”.
Desde Grooming Argentina proponen construir juntos, adultos y niños, criterios de corresponsabilidad donde se establezcan pautas para el diálogo que permitan extremar los cuidados diarios, los métodos de protección, seguridad y privacidad. Además, consideran clave trabajar en la “desintoxicación digital”: “Por ejemplo, vemos muchos casos de chicos que están conectados hasta altas horas de la noche porque se llevan los dispositivos móviles a sus habitaciones cuando se van a dormir. Se pueden coconstruir estrategias como dejarlos en espacios comunes”, apunta el abogado.
Respecto a la cantidad de horas que los chicos pasan en Internet en Argentina, Navarro dice que el dato no lo sorprendió, pero que no deja de ser alarmante: “Hagamos una cuenta rápida: el día tiene 24 horas. Si le restamos 8 de sueño, 6 de escuela, 2 de actividades deportivas, nos da que el resto del tiempo los chicos se la pasan conectados”.
Es en ese océano de posibilidades donde los groomers captan a sus víctimas. “Todo el material que los chicos y las chicas autoproducen producto del proceso de engaño y chantaje de los pedófilos, termina convirtiéndose en material de abuso sexual, la mal llamada ‘pornografía infantil’. Es importante entender que detrás de casos como el que se conoció dos semanas atrás, del mayor pedófilo capturado en nuestro país, hay toda una industria que distribuye, comercializa y consume este tipo de material”.
Desde Grooming Argentina señalan que “sino le ponemos freno a este delito, en 2030 se va a equiparar a los niveles del narcotráfico”. En ese sentido, Navarro concluye: “Por eso, es necesario realzar los niveles de conciencia desde la educación y las familias, ya que los datos son sumamente preocupantes”.