AUSCHWITZ.- No es la primera vez que Marcelo Mindlin recorre a pie los poco más de tres kilómetros que separan Auschwitz de Birkenau, pero la “Marcha de la Vida” de este jueves tuvo un sabor distinto a la de la de 2018.
El empresario llegó como presidente del Museo del Holocausto de la Argentina con el mandato y el compromiso de educar para evitar que esa tragedia de odio y pérdida se repita y que las víctimas “vuelvan a morir”, dice al citar al activista y superviviente Elie Wiesel, en una entrevista con medios argentinos, ente ellos, LA NACION.
–A 80 años de la liberación de Auschwitz, ¿en qué contexto internacional se hace esta marcha?
–Yo creo que el sentido de esta marcha, como lo hemos escuchado todos estos días, tiene mucho que ver con la frase del Premio Nobel y sobreviviente Elie Wiesel, que dijo que si nos olvidamos de las víctimas del Holocausto, es como matarlas por segunda vez. Entonces, una de las responsabilidades que tenemos es hacer todo lo posible para que el mundo nunca se olvide de los seis millones de víctimas del Holocausto. Eso por un lado, y por el otro, trabajar contra toda forma de intolerancia. Porque creo que el Museo del Holocausto, cuya labor principal es la educación, es también recordar y ayudar a los sobrevivientes, cuyo mandato en la vida -finalmente, al final de su vida- es contar los horrores del Holocausto. El pilar del museo es la educación, y es por eso que tratamos de llevar la mayor cantidad de chicos estudiantes de escuelas secundarias de todo el país, y con mucho orgullo podemos decir que ya llevamos 100.000 alumnos por año.
–Tras el 7 de octubre de 2023, ¿qué significado toma el Holocausto?
–Yo creo que se potencia. Yo creo que las personas que no conocen la historia del Holocausto no pueden entender por qué el pueblo judío en todos los países del mundo reacciona con tanta virulencia diríamos, con tanta fuerza [al 7 de Octubre]. Porque todos los judíos, todos los descendientes de familias que murieron en el Holocausto, lo tenemos a flor de piel, lo tenemos muy metido en nuestra carne, en nuestra alma. Entonces, cuando vemos algo parecido, donde de vuelta queman a judíos, violan a las mujeres, los secuestran o toman rehenes, entonces te despierta todo eso que tenías muy metido adentro. Nunca más vamos a permitir que se repita algo así. Entonces, todas las comunidades del mundo reaccionan en ese sentido. Me recuerda a otra frase que a mí me gusta mucho de aquellos que pasaron por los campos de concentración, que es de Primo Levi, que dijo: “Si esto pudo haber sido hecho por hombres, quiere decir que puede volver a repetirse”. Entonces cuando vemos que en Ucrania ha muerto, no sé, creo que un millón de personas de cada lado, decís el “Holocausto pasó hace 80 años y puede volver a repetirse”, con lo cual no tenemos que relajarnos como civilización, es decir, eso nunca más puede pasar, ¿no?
–Después del 7 de octubre, Israel recibió una enorme oleada de solidaridad que se fue diluyendo a lo largo del año y medio que pasó. ¿Cómo esta experiencia, la de rememorar lo que sucedió en Auschwitz, puede ayudar a que Israel recupere esa solidaridad?
–Yo creo que la solidaridad del mundo con Israel se da en dos planos. En el plano mediático, donde obviamente una manifestación de 500 personas en el hall de Columbia o en el hall de Harvard tiene una exposición tan grande que parece que eso es lo que está pasando. Yo creo que eso no es lo que está pasando. De hecho, [Donald] Trump, que tenía una posición muy proisraelí, ganó las elecciones. Entonces, si creemos en la democracia, esa es la expresión de la gente y no 500 estudiantes expresándose en un campus universitario. También es verdad que el mundo deja de prestarle atención, se va aburriendo de los temas. Ucrania, en los primeros meses, era todo el mundo a favor de Ucrania; defendiendo Ucrania. Y hoy casi no aparece en los diarios. Entonces, lamentablemente, cuando pasan los tiempos, la opinión pública del mundo se va acostumbrando a estos horrores y se va olvidando.
–Como una de las tareas fundamentales del museo que usted dirige, ¿cree que es suficiente la educación para combatir estas olas de antisemitismo?
–Yo creo que cada país es diferente. Yo siempre digo que en la Argentina vivimos una situación excepcionalmente buena, donde la sociedad, los políticos, la prensa, los medios tomaron una actitud muy anti-Hamas, muy antiterrorista. Tal vez porque sufrimos los dos atentados tremendos, tal vez porque la comunidad judía siempre estuvo más integrada. Todos tenemos amigos y familiares de la comunidad. Entonces, creo que la Argentina es un país muy particular. ¿Qué pasa en otros países? No te podría decir. Sí sé que en la Argentina el trabajo del museo, y de muchas familias de la colectividad que apoyan al museo, es un actor muy relevante.
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